jueves, 3 de diciembre de 2015

Candás

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    La pesca  de las ballenas fue una actividad  muy común en las costas del Mar Cantábrico, fue tan practicada y tan abundante que desencadenó la extinción total de estos animales a partir del siglo XVIII. El comercio con el saín o aceite de las  ballenas, junto con su carne, barbas y restos óseos, ayudó a la economía de las villas pescadoras asturianas que disponían de puertos para el comercio y lugares altos-atalayas- para la localización de la presa. Es el caso de Candás, localidad costera y marinera del concejo de Carreño, cuyo puerto vivió su máximo esplendor desde el siglo XIII al XV.

 Pero el peligro del bravo Cantábrico siempre fue paralelo al riesgo de muerte de los marineros. Aún son recordadas determinadas tragedias en la villa candasina, como por ejemplo el naufragio acontecido el 9  de enero de 1782 donde fallecieron bajo sus aguas cuarenta y dos, marineros, o el accidente de enero  de 1840, donde perecieron noventa y seis, dispuestos para la faena del besugo.
    Estos trágicos sucesos, abundantes en la historia de Candás, por desgracia, motivaron  a  los habitantes depositar su fe en los rezos hacia Dios, Jesús y la Virgen María, para que protegieran sus seres queridos, familiares y vecinos durante los viajes y faenas. Es por ello que las leyendas que posee Candás están vinculadas a su actividad pesquera y a hechos milagrosos, que han llegado a marcar su historia



El cristo milagroso de Candás



La Iglesia de San Félix de Candás, enclavada en la avenida de Bernardo Alfagame, data del siglo Xii y posee, debido a las posteriores reformas, un estilo especial  que porta detalles del Románico, Barroco y Neobarroco, sus dos altas torres que son de inspiración  barroca, están decoradas con unas vistosas  cubiertas piramidales que parecen dar la bienvenida a todo aquel viajero que se aproxime. Se trata de la iglesia  parroquial, dividida en tres naves y con camarín en su cabecera, situado en un altillo.

   El  camarín es la primera visión que otorga el templo al visitante, una vez que alcance la posición central del templo. Aquí  se encuentra una reliquia de importante fervor popular se trata del Santísimo Cristo de Candás, una imagen sagrada cuyo  hallazgo supuso un milagro para unos pescadores candasinos, perdidos en busca de ballenas por aguas irlandesas en un duro invierno del año 1530 o 1540, fecha avalada por Mariano Busto cronista oficial de Carreño.


Este hecho supuso un milagro y señal divina para el pequeño pueblo marinero de Candás, que en simbólica procesión depositaron la reliquia en una pequeña  capilla del Hospital de Peregrinos durante un siglo, hasta su colocación final en el Camarín de San Félix, en un magistral retablo que aún se conserva y que data del año 1728.Próximo al Camarín se encuentran decenas de exvotos y ofrendas dejadas por devotos en agradecimiento por algún milagro que les fue concedido.



El 14 de septiembre es la festividad del Cristo, famosa en toda Asturias. Ese día se deposita  agua de todos los océanos en el faro de los Ángeles o Templo de los Océanos, en honor a todos los fallecidos en el mar, en el mismo lugar donde estuvo enclavado el antiguo  faro y donde actualmente  se halla un  pequeño recipiente sobre una columna, accesible  gracias a una pasarela metálica. También en  la madrugada y en honor de los mismos, las lanchas salen para arrojar coronas de laurel bendito a la alta mar.

   Son tradiciones muy respetadas, pues estos marineros no fueron enterrados con el debido ritual, como los demás compatriotas.

    De hecho según el folclore local, en la noche de los difuntos, los pescadores jamás faenaban por terror, puesto que los espíritus  de aquellos que perdieron la vida bajo  las aguas y que no habían recibido misas por sus almas, aparecían  a sus anchas caminando sobre las olas.

Según otra leyenda, recogida en varias obras asturianas y cuya versión original pertenece a  Menéndez Pidal, la talla apareció flotando en las costas de Candás. El hallazgo supuso otro hecho  devocional, pues un marinero confesó, entre lágrimas y arrodillado ante la imagen varada en la playa, el asesinato de su compañero de barca, dado por desaparecido en faena pesquera. El terrible acto criminal había sido cometido en alta mar y la motivación fue por los celos acumulados de un  enamoramiento imposible hacia la prometida de la víctima...




La actual  imagen del Cristo de Candás, es una réplica al detalle, pero también se considera milagrosa, la vieja fue quemada durante la Guerra Civil, en 1936, y la nueva supuso un simbólico renacimiento inmortal….



Otra curiosa historia también  vinculada al más de Candás, es el Pelito de los Delfines.

   En la actualidad existe un monumento en recuerdo del especial  acontecimiento, situado en el  parque del Maestro, Marino Busto cronista oficial de Carreño cuenta al detalle en su obra “Guía del concejo de Carreño” el análisis del relato contado  por el maestro  Gil González  Dávila que aparece en el libro “Teatro Eclesiástico de la Santa Iglesia de Oviedo” de 1635.

    El juicio se celebró en el año 1624, donde los pescadores de Candás denunciaron a los delfines, o calderones  que abundaban en las  aguas cantábricas, por destrozar continuamente aparejos y redes, acabando con la labor, economía y alimento de la población. La denuncia fue presentada ante el obispo por parte de  don Antonio García Valdés, cura de la villa, fueron también nombrados  los respectivos abogados  para acusados y demandantes.

   La sentencia fue dictada en firme para los delfines, ante notario y en alta mar. Cuenta la leyenda que hasta entonces, no han vuelto a nadar por las aguas de Candás.

   Marino Busto cita un documento que  encontró, custodiado en el Archivo Histórico Provincial, donde  figura la orden de  traer a Casndás a un clérigo desde León, Comisario del Santo Oficio de la Inquisición, y que era capaz de  realizar hechizos contra los delfines. Gracias a este documento del año 1624, la leyenda del Pleito de los Delfines se convirtió en un hecho real en los años 80-.


Fuente:" 50 lugares mágicos de Asturias"