sábado, 21 de noviembre de 2015

El hombre en la ventana del café.


El hombre en la ventana del café
consume un cigarrillo solitario
consume un pocillo y un silencio
consume un pequeñísimo calvario.

Yo estoy en otra mesa del café
también me pasa el tiempo en un pocillo
también me pasa el mundo desde lejos
también estoy andando un cigarrillo.

La charla de otras mesas es un murmullo
un diálogo tan tibio y tan amigo
que duele estar así mirando nada
con sólo un cenicero por testigo.

Entonces,
entonces se me ocurre dar un golpe
quebrando de repente con las reglas
alzar mi soledad entre mis manos
y llegar hasta el silencio de su mesa
soltarle el imprevisto de mi Hola
pedirle simplemente que charlemos
decirle que presiento su tristeza
brindarme a compartir lo que tenemos.


 



Diez mil generaciones de mujeres
me atajan el terrible pensamiento
me acusan de atrevida, de poco seria.
Me clavan a lo inmóvil de mi asiento.
Qué estúpida la historia de mi sexo.
que inútil la sanata de pudores
qué absurdo este disfraz de indiferencia
que sólo nos disfraza los temores.

De pronto,
de pronto tengo el aire de mi abuela
diciéndome las cosas que mamé...
Las damas no conversan con extraños...
Abuela... ¿Me querés decir por qué?

 
JorgeBucay